El pintor holandés abandonó su idea de ser evangelista para decantarse por el arte.
BELÉN DOMÍNGUEZ CEBRIÁN | Mons
15 MAR 2015 – 19:09 CET
‘Los porteadores de la carga’ (1881), de Vincent van Gogh.
Corre el año 1878. Una cabaña de dos alturas con tejado a dos aguas, típico de la región del Borinage, cuenca minera entre Francia y Bélgica, y un camino empedrado. Es un dibujo pequeño, muy plano, casi sin perspectiva. Podría decirse que trazado por cualquiera. Y muy gris, como la mayoría de los días en esta región del norte de Europa. Se trata del Café Au Charbonnage, el primer dibujo conocido del artista Vincent van Gogh (Zundert, 1853 -Auvers-sur-Oise, 1890) que ahora se expone, junto a más de 160 obras del holandés en la pequeña ciudad valona de Mons.